IBARRA.- Rodrigo Godoy todavía recuerda sus primeros años en la facultad de Derecho, de la Universidad Central de Ecuador, cuando tenía que recibir clases de pie en un salón con más de 100 alumnos.
“Tenías que llegar una hora antes para poder tener un asiento y recibir clases tranquilamente”, comenta quien ahora es doctor en leyes.
El pasado 14 de julio en los habituales mensajes a la Nación, el presidente Guillermo Lasso eliminó el examen único de ingreso a las universidades del país, para que cada institución superior aplique su propia prueba de admisión, a los interesados en acceder a una de sus plazas.
Antecedentes
Para Nelson Guzmán, licenciado de la Facultad de Comunicación de la UCE, las universidades no están preparadas para recibir lo que considera una “oleada” de alumnos. Él recuerda que en el 2001 tuvo que madrugar a las 04:00 para poder acceder a un cupo.
Pruebas de admisión, preuniversitarios, propedéuticos fueron, durante finales del siglo XX y comienzos del XXI, los filtros para ingresar a las universidades públicas en Ecuador, hasta que en el 2010 el presidente de ese entonces Rafael Correa, crea la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) con la finalidad de establecer acciones entre la Función Ejecutiva y la Educación Superior y en febrero del 2012 se pone a prueba el plan piloto (Costa), con lo que nacen las resistidas pruebas de ingreso ‘Ser Bachiller’, con 45.690 aspirantes y 27 475 cupos ofertados, es decir solamente un 60%.
¿Es la solución?
Mauricio Chiluisa, presidente de la FEUE, dice que la aplicación de la prueba dejó por fuera de la educación superior a más de un millón y medio de jóvenes. “No era un sistema inclusivo y el gobierno te dictaba que carrera debes seguir”, agregó.
Para Fernando Proaño, catedrático por más de tres décadas en la Escuela Politécnica de Chimborazo (ESPOCH) es un error eliminar las pruebas, ya que las universidades públicas reciben fondos del Estado y se debe tratar de optimizar estos recursos con los mejores estudiantes, y las pruebas “garantizaban en parte los mejores perfiles académicos”. Si en el caso un estudiante no logra acceder a la carrera, por puntaje, “existen alternativas como los institutos técnicos”, agregó.
Cambios
La nueva fórmula entrará en vigor este año para el régimen costa, cuyo año escolar comienza en mayo, mientras que se aplicará desde 2023 en el régimen de la sierra, donde el nuevo curso académico empieza en septiembre. La reforma incluye cambios como la simplificación del proceso de aprobación de carreras.