En el Día de la Creatividad y la Innovación que se conmemora este 21 de abril, reflexionamos sobre la integración de la inteligencia artificial en los procesos creativos. Esta simbiosis tecnológica refleja precisamente lo que celebramos: el potencial creativo inherente a toda persona. La IA no reemplaza la creatividad humana; la potencia. Como herramienta, democratiza el acceso a la expresión artística y automatiza lo rutinario, liberando espacio mental para la verdadera innovación. Los debates sobre autoría y ética son precisamente parte del proceso innovador. La historia nos enseña que cada revolución tecnológica enfrentó resistencias antes de transformarse en catalizador. El mercado laboral busca líderes capaces de orquestar esta colaboración humano-máquina, aprovechando lo mejor. La creatividad que todos poseemos, pero muchos desconocen, encuentra en la IA, no un competidor sino un aliado.