Los mal llamados “debates”, dejan desilusión en los ciudadanos que esperaban una mejor estructura para escuchar las propuestas de los candidatos (as). En todo caso, estos espacios sirvieron para identificar de mejor manera a las personas, saber qué piensan, cuánto mienten y cuáles son sus propuestas frente a temas coyunturales. A estas alturas los electores ya toman posición y definen de mejor manera el perfil de los futuros alcaldes o alcaldesas; prefectos o prefectas. Los “debates” se diluyeron en respuestas fantasiosas, leídas, sin sustentos y ataques entre ellos que de nada sirven a los propósitos de ciudad, cantón o provincia. Esa triste realidad vista, obliga a elegir bien el 5 de febrero.