Un “chiflido”, un pitazo desde el auto, persecuciones o palabras que rebasan lo obsceno son parte del acoso callejero que sufre la mujer a diario. Estos actos son catalogados como un tipo de violencia sexual o de tinte psicológica.
El 91% de mujeres han experimentado algún tipo de acoso disfrazado de “galantería”, el 37% de las mujeres lo experimenta una vez al mes y el 27% experimenta de 10 a 50 veces al año, explica la investigación de Gabriela Espinoza.
Gabriela Espinoza, aboga de profesión e investigadora, explica que lo alarmante es la normalización de este fenómeno (piropos), como también, que se invisibilicen y pierdan de vista su origen misógino.
Además, en la investigación explica que el acoso sexual callejero puede ser, efectivamente, entendido como una manifestación cotidiana de poder a través del cual los hombres le recuerdan a las mujeres que viven en una sociedad en donde ser mujer permite a los hombres irrumpir en su autonomía.
Andy Cadena, maestrante de Género y Comunicación por la Universidad Andina Simón Bolívar, detalló que “el acoso callejero es una problemática que afronta la mujer desde edades muy tempranas, hay muchas chicas que a sus 11 años ya pasan a ser víctimas de estas expresiones de violencia .
“La cultura patriarcal nos ha enseñado que como hombre se puede ser dueño de muchos espacios sociales. Y de una forma malentendida se procede a cortejar o “enamorar” como un acto normal. Ya sea los piropos que agreden la integridad de las chicas. Además, muchos hombres se enojan si las mujeres reaccionan de mala forma ante estas expresiones y actos. ”.
En ese sentido, María Belén Ramos, representante del colectivo contra la violencia de género Luz Violeta, expresó que “todas las mujeres en algún punto de su vida fueron acosadas en la calle. En Latinoamérica tenemos una normalización de la violencia. Estamos acostumbrados que cualquier hombre emita comentarios obscenos en la calle. Es un tema de cultura y educación.
“A nadie nos gusta que nos digan cosas en la calle que agredan el espacio personal. No se habla de este tema. Asimismo, no tiene un nivel de control. El acoso callejero te hace sentir amenazada e insegura, y mucho peor si se suma el acto verbal que arremete contra partes de nuestro cuerpo o apariencia”.
En 2021, el gobierno nacional lanzó la campaña de comunicación denominada “De la Indignación a la Acción”. Dicho proyecto tenía como objetivo reflejar los tipos de violencia normalizada que sufría la mujer. En especial, el acoso en las calles.
Se planificó una serie de videos promocionales para redes sociales y talleres de capacitación. Muchas de estas estrategias se aplicaron y difundieron en las diferentes provincias del país en un periodo de seis meses.
Sin embargo, a mediados del presente la campaña quedó en pausa. Y sin fecha para una reanudación.
“Los efectos más evidentes quizás son el miedo y la inseguridad. Sin embargo, la incomodidad y la sensación de ser percibida como objeto también se hacen presentes cuando personas que no conoces te tratan de forma irrespetuosa o incluso aparentemente amable o cariñosa”, dijo Claudia Torres Montesino, psicóloga de la UTPL. El acoso callejero puede producir efectos adversos en la percepción de la afectada. En el caso psicológico, la inseguridad y la activación de mecanismo de defensa como la disociación, que implica una desconexión de la persona y la realidad del momento.