Adele cumple 35 años: el día que su voz se apagó, su depresión posparto y su renacimiento musical

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A pesar de ser una de las mejores cantantes de la actualidad, no todo en la vida de Adele fue perfecto. Para llegar a ser la artista que el mundo conoce, se tuvo que enfrentar a fuertes y humillantes críticas por su aspecto físico. Venció una agotadora batalla en contra de su dependencia al alcohol y enfrentó una profunda depresión que estuvo a punto de terminar con su carrera.

La música, su refugio contra el bullying

Adele Laurie Blue Adkins nació en Londres el 5 de mayo de 1988. Creció sin una figura paterna ya que su padre, Mark Evans, era alcohólico y la abandonó cuando ella tenía tan sólo dos años. Sin embargo, no le hizo falta porque su mamá, Penny Susan Adkins, le dio una buena educación y todo el amor que necesitaba. “Quedó embarazada de mí cuando estaba por entrar a la universidad, pero optó por tenerme. Ella nunca, nunca me recuerda eso. Mi padre no estaba realmente cerca. Era mecánico de barcos en Gales”, contó a Hits Daily Double. En la entrevista también recordó que la primera vez que escuchó música fue en el patio de la escuela.

Desde los cuatro años comenzó a cantar en distintos tonos de voz, por supuesto, nada profesional. Siempre lo hizo en reuniones familiares o de amigos, mostrando su gran pasión por la música pero lamentablemente fuera de las paredes de su hogar todo era completamente diferente. Cuando comenzó su formación educativa, la pequeña Adele sufrió bullying por su sobrepeso, y para sobrellevar la situación se refugió en las letras de las canciones de las Spice Girls y de Etta James. “Ellas me hicieron lo que soy hoy”, confesó la cantante.

Su verdadero momento revelador llegó cuando tenía 15 años y encontró una colección de discos de Etta James y Ella Fitzgerald en una local. “No había herencia musical en nuestra familia”, dijo Adele a The Telegraph. “La música de las listas de éxitos era todo lo que conocía. Entonces, cuando escuché a Etta James y Ella Fitzgerald, sonaba muy cursi, pero fue como un despertar.

Pensé, ‘Oh, cierto, algunas personas tienen la longevidad adecuada y son leyendas’. Estaba tan inspirada que cuando tenía 15 años escuchaba música que se había hecho en los años 40″. Aprendió a cantar escuchándolos. Así que obviamente hay rastros importantes de ellos en su voz

Aunque era claramente brillante, Adele no estaba orientada hacia los ambientes tradicionales del salón de clases. En cambio, su madre la inscribió en la BRIT School for Performing Arts & Technology, la misma que contó con Amy Winehouse como alumna. Fue acá donde Adele pudo demostrar todo su talento: mientras estaba en la escuela, grabó un demo de tres pistas para un proyecto de clase que finalmente un compañero publicó en su página de MySpace, sin imaginarse que ésta sería la acción que le cambiaría la vida por completo. Los videos llegaron a los ojos del productor Richard Russell de XL Recordings, quien quedó maravillado por su talento y, en noviembre de 2006, sólo cuatro meses después de que la inglesa se graduara del colegio, firmó su primer contrato discográfico. Así su historia en el mundo musical comenzó y desde su álbum 19 (2008) -que lleva el nombre de la edad de la cantante cuando comenzó a grabar el proyecto- vendió millones de copias en Londres y Estados Unidos.

¿El precio del éxito temprano?

Obviamente su indiscutido crecimiento se debe a su talento pero posiblemente su escepticismo y pocas expectativas sobre sí misma también hicieron lo suyo. A la hora de responder cuándo descubrió que podía cantar, la artista dijo a Hits Daily Double, “Nunca lo he hecho, incluso ahora.

No tengo historia musical, conocimiento o amor por la música en mi familia. Se nos alienta a soñar, pero no a dejarnos llevar por las cosas y creer que algo va a suceder cuando lo más probable es que no suceda. Había muy pocas posibilidades de que realmente obtuviera un contrato discográfico, considerando la cantidad de personas que nunca han sido descubiertas.

El tipo de música que me gustaba era el pop: Backstreet Boys, Spice Girls, Take That, TLC y Britney Spears. Personas que fueron megaestrellas y, ser como ellos, incluso ahora, y mucho menos cuando tenía nueve o diez años, era lo más improbable del mundo, ¿sabes a lo que me refiero? Es difícil tener pasión por algo cuando piensas que no va a suceder”.

Así y todo, su fama se catapultó dos años después con su álbum 21 (2011) -nuevamente llamado así por su edad en el momento de la grabación-, con el cual aplastó fronteras, sobre todo, con su canción Rolling in the Deep. Pero parecía que para el medio el hecho de que fuera talentosa no era suficiente.

Comenzó a ser mortificada por los estándares de belleza marcados por la industria. Pronto recibió fuertes críticas por ser “talle grande”, incluso el reconocido diseñador Karl Lagerfeld se atrevió a dar su opinión respecto a la cantante, y declaró que Adele estaba “muy gordita”. Sin embargo, nada de esto la intimidó. La artista siempre defendió su cuerpo diciendo que ella no hacía música para los ojos sino para los oídos. “Me encanta la comida y odio el ejercicio. No tengo tiempo para hacer ejercicio.

Ve a comprar mi disco, entonces podré perder peso. En realidad no me importa, no quiero estar en la portada de Playboy o Vogue. Quiero estar en la tapa de la revista Rolling Stone o Q. No soy una creadora de tendencias. Soy cantante. No quiero ser conocida por nada más. Prefiero pesar una tonelada y hacer un álbum increíble que parecerme a Nicole Richie y hacer un álbum de mierda.

Mi objetivo en la vida es nunca ser flaca”, declaró al Hits Daily Double. Y cuando Anderson Cooper la entrevistó para un perfil del show 60 minutos, en 2012, Adele dijo que rara vez piensa en su imagen corporal y que no siente la presión de ser una “flaca mini” o usar ropa reveladora e hipersexual, “Incluso si tuviera, ya sabes, un cuerpo de ‘Sports Illustrated’, todavía usaría ropa elegante”.

Para Adele todo pasó muy rápido: de un momento a otro tuvo que dejar de lado los nervios que le causaba cantar frente a multitudes, lo cual no fue nada sencillo para la estrella.

“Me pongo tan nerviosa en el escenario que no puedo evitar hablar. Lo intento. Intento decirle a mi cerebro: deja de mandarte palabras a la boca. Pero me pongo nerviosa y me convierto en mi abuela. Detrás de los ojos es puro miedo. Me resulta difícil creer que voy a ser capaz de entregar”, se sinceró en una entrevista.

Así que para calmar los ataques de ansiedad y pánico comenzó a ingerir bebidas etílicas antes de subir al escenario. De hecho, en aquel tiempo le preguntaron cómo hacía para lidiar con la fama y la soledad, a lo cual respondió, “Tomo. Soy una gran bebedora. Me gusta todo. En el Reino Unido, puedo tomar legalmente. Prefiero el vino blanco, pero me gusta el Jack Daniel’s. Pero no bebo fuera de control”. Pero no parece ser lo que sucedió: el consumo de alcohol quebró su espíritu en pedazos, y en poco tiempo Adele se volvió dependiente de la bebida, al grado de presentarse a sus shows en estado inconveniente y olvidar sus canciones.

Su voz se apagó y la depresión post parto asomó

En 2011 conoció a Simon Konecki, un empresario con quien contrajo matrimonio y se la vio disfrutar de un amor puro y lleno de felicidad. Sin embargo, en ese mismo año un problema se le presentó un problema con sus cuerdas vocales, el cual puso su salud en peligro: sufrió una hemorragia en las cuerdas vocales tras cantar en directo en un programa de radio francés.

En ese momento tuvo que tomar una gran decisión, ya que si continuaba cantando su garganta se desgarraría poniéndole fin a todos sus sueños.

Ante las advertencias de los médicos, a sus 24 años y en el mejor momento de su carrera, Adele pausó aquel recorrido que tanto le costó construir para someterse a una intervención quirúrgica, que le costaría varios años de recuperación. Para reparar la lesión, se sometió a una microcirugía de cuerdas vocales.

El cirujano de Adele, Steven Zeitels, buscaba un pólipo desagradable que se había formado debajo de su epitelio, la capa externa delgada de la cuerda vocal.

Durante este tiempo se mantuvo lejos del escenario y se enfocó en su vida privada. Tuvo a su primer y único hijo Ángelo, junto a Konecki, pero la llegada del bebé trajo más drama a sus días. Convertirse en madre se volvió una tortura para su mente: sufrió de depresión post parto. Era demasiada presión para la cantante, se sentía completamente sola. A pesar de toda la aceptación y los premios, tenía miedo de ser olvidada. De todos modos, nunca se dio por vencida y con ayuda profesional logró eliminar los malos pensamientos. Aprendió a amar a su bebé y a valorarse como persona.

En 2011 conoció a Simon Konecki, un empresario con quien contrajo matrimonio y se la vio disfrutar de un amor puro y lleno de felicidad

En febrero de 2012, tres meses después de su cirugía, Adele arrasó con seis premios en los Grammy, incluyendo álbum del año y canción del año. En su discurso de aceptación a la mejor interpretación pop solista, agradeció a Zeitels por restaurar su voz.

Para la mayoría de los observadores, fue una historia de regreso alentadora, pero para un puñado de especialistas médicos fue un momento decisivo. Durante años, la microcirugía de las cuerdas vocales se consideró riesgosa, tanto que en 1997, un procedimiento quirúrgico fallido dejó la voz ya dañada de Julie Andrews sin posibilidad de reparación.

Superar los obstáculos

Cuando estuvo lista para regresar a los escenarios, volvió a sorprender a los fanáticos con su tema Hello del álbum 25 (2015). Una fuerte y poderosa Adele renació de las cenizas dispuesta a deslumbrar a todos con su gran personalidad y talento. En este retorno su bienestar se reflejó también en su físico: se veía más segura luciendo peinados y looks radiantes. Comenzó una dieta estricta para cambiar su cuerpo y no para agradar al público; el objetivo fue sanar para sí misma. Cuando parecía que salía del túnel oscuro y que el viento soplaba a su favor, reapareció el inconveniente de sus cuerdas vocales.

“Ni siquiera sé cómo empezar esto”, escribió Adele en una carta pública a sus fanáticos. La noche anterior, había tocado en el segundo espectáculo de una residencia de cuatro noches con entradas agotadas en el estadio de Wembley, frente a un público de casi cien mil personas. Se suponía que sería la conclusión triunfal de su gira mundial de 123 fechas que batieron récords. Pero en el escenario, algo se había sentido mal. “Tuve problemas vocales ambas noches”, escribió. “Tuve que esforzarme mucho más de lo que normalmente hago. Sentía que constantemente tenía que aclararme la garganta”. Después del segundo show, Adele fue a ver a su médico, quien le dijo que se había dañado las cuerdas vocales y que no tenía más remedio que cancelar los conciertos restantes. La voz joven más poderosa en el negocio de la música se había quedado en silencio. “Decir que tengo el corazón roto sería un completo eufemismo”, escribió. Aunque sólo tenía 29 años, Adele ya había pasado por esto.

Adele participó en el último programa de James Corden

Por si aquello fuera poco, anunció su divorcio. De un momento a otro, su existencia se tornó sumamente dolorosa e inevitablemente los pensamientos depresivos regresaron para torturarla. Así comenzó una nueva y agotadora batalla en su salud mental. Esta vez sí, Adele se alejó drásticamente de los paparazzis, los escenarios y su público. Sin embargo, no estuvo sola: cambió las lágrimas por el sudor. Empezó una disciplinada rutina de ejercicios y alimentación, todo con el fin de mejorar su ánimo pero esto no fue lo único que logró ya que las últimas veces que se la vio en presentaciones, galas y eventos lució un físico muy diferente al de sus comienzos.

Su divorcio fue clave para conseguir su transformación y aunque se resolvió en juzgados a puerta cerrada, se sabe que ella ganó ante esta decepción amorosa al superar la etapa con la frente en alto. No sólo volvió a deleitar a sus seguidores con su espectacular voz sino que su camino de superación vino recargado.

El año pasado, la cantante de pop anunció planes para tomarse un descanso a mitad de su carrera y estudiar literatura inglesa. “Como descubrí, no hay mejor momento para hacerlo.

Si no hubiera triunfado cantando, creo que sería profesora de literatura inglesa”, confesó a The Guardian. No es la única celebridad que decidió volver a los estudios de grande. Por ejemplo, Steven Spielberg decidió estudiar cine y artes electrónicas a los 50 años; Shakira tomó un breve curso universitario sobre la historia de la civilización occidental cuando tenía 30 años; y Eva Longoria obtuvo una maestría en estudios chicanos a los 38 años.