Un año después del devastador alud que cobró la vida de 75 personas en Alausí, esta comunidad andina de Ecuador demuestra un inquebrantable espíritu de resiliencia. Pese a vivir bajo la sombra constante del peligro por posibles nuevos deslizamientos, sus habitantes han tomado la reconstrucción en sus propias manos, ante la escasa respuesta estatal.
La tragedia, ocurrida la noche del 26 de marzo de 2023, sepultó más de cincuenta hogares bajo miles de toneladas de tierra. La labor de rescate, extendida por dolorosos tres meses, reveló tanto el dolor de los afectados como su inquebrantable esperanza. Hoy, la zona muestra signos de vida, con vegetación emergiendo sobre el desolado paisaje del desastre.
Las ONG
En medio de la adversidad, Alausí no ha esperado pasivamente. La colaboración con universidades y ONG ha sido clave para abordar problemas críticos como la destrucción de sistemas vitales de agua, afectando a 8,000 residentes.
Este esfuerzo conjunto ha resultado en la rehabilitación de vías esenciales para la región, mostrando la capacidad de la comunidad para sobreponerse y adaptarse. Sin embargo, la falta de un apoyo “concreto” por parte del Estado es palpable.
La reciente visita de diplomáticos europeos, encabezados por el embajador de la UE, Charles-Michel Geurts, ha sido un rayo de esperanza.
La disposición de la UE para apoyar la reconstrucción ha sido un reconocimiento vital para Alausí, aunque la comunidad sigue esperando acciones decisivas. Alausí, un año después del alud. “Gracias a la Unión Europea (UE) estamos recibiendo el financiamiento de cerca de dos millones de dólares para el nuevo sistema de captación, conducción y repotenciación de la planta de tratamiento de agua potable para los 8.000 habitantes”, informó el alcalde de Alausí Remigio Roldán.
No hay servicios básicos
La ausencia de infraestructura básica, como agua potable y sistemas de saneamiento, junto con el retraso en proyectos críticos como la construcción de viviendas seguras, subraya la urgencia de una respuesta gubernamental efectiva.
La visita del presidente Daniel Noboa, prometiendo inversiones que aún no se materializan, refleja una desconexión entre las promesas políticas y la realidad en el terreno.
Mientras Alausí se esfuerza por levantarse, la comunidad internacional y las organizaciones locales siguen siendo un faro de esperanza. Este aniversario del alud no solo recuerda la tragedia sino también la fortaleza, la solidaridad y la resiliencia de Alausí. Es imperativo que el gobierno ecuatoriano intensifique sus esfuerzos y cumpliendo sus promesas.