Cada 6 de diciembre, la capital de Ecuador, Quito, se viste de fiesta. Las celebraciones por su fundación son un acontecimiento lleno de color, tradición y fervor cívico. En este marco, la apertura oficial del sistema de transporte denominado Metro de Quito marca un antes y un después de la ‘Carita de Dios’; de la ‘Ciudad Metropolitana’. A partir del 1 de diciembre, el subterráneo abrió sus puertas y como en las grandes capitales del mundo, el sonido del tren crea una órbita llena de modernidad. Cinco alcaldes pasaron, 11 años desde su construcción y 129 meses para empezar a rodar. “Que por la geografía Quito no podía tener un metro”, se decía. Hoy que rueda, habrá que saber mantenerlo vivo.