“Este homenaje me llena el alma de agradecimiento”. Son las palabras del cayambeño Jaime Jarrín, durante el reconocimiento por parte del Municipio de Cayambe a su exitosa carrera como narrador de los partidos de béisbol de Estados Unidos.
El periodista cayambeño es una leyenda viviente en la historia de la radiodifusión de habla castellana en el sur de California y del equipo de béisbol Los Ángeles Dodgers durante sus 62 años como narrador oficial de sus partidos en español.
Su aporte se elogió a través de un justo reconocimiento que Alberto Masapanta, alcalde de Cayambe rindió al ciudadano ecuatoriano-americano.
“Reconocer y destacar los méritos de Jaime Jarrín y… como un justo reconocimiento a la labor por él realizada en su excepcional carrera, a su excelencia que deja en alto el nombre de la ciudad y el país a nivel internacional y a su contribución al desarrollo de nuevas disciplinas deportivas en el Ecuador”.
Su vida
Jarrín nació en Cayambe en 1935. Desde muy pequeño sintió un apego hacia la comunicación. Estudió periodismo en la Universidad Central de Ecuador y en su primer año de carrera siguió un curso de locución por seis meses, que fue donde empezó todo.
Recuerda que su primo, Alfredo Jarrín, fue quien lo motivó a ser locutor. “Me obligaba a leer algunos fragmentos del diario El Comercio todos los días por 30 minutos. Él decía que un buen locutor primero debía ser un buen lector. Y eso hice por un buen tiempo”.
Tras los micrófonos en el béisbol
Empezó su carrera periodística en la radio HCJB de Quito, en 1951, con apenas 16 años. En su primera temporada al aire, se consolidó como una de las voces más reconocidas. Fue conductor de varios programas. Uno salía los domingos por la mañana. Invitaba a artistas y a personalidades de la política. A ese espacio llegó en ese entonces el embajador de Estados Unidos en Quito, con quien Jaime entabló una amistad. “Un día, mitad en serio y mitad en broma, le dije que quería ir a vivir en Estados Unidos. Él pensó que quería ir como turista, porque me preguntó por cuánto tiempo necesitaba la visa. Le aclaré que mi idea era viajar como migrante”.
El embajador lo citó dos días después en su oficina y en menos de 24 horas Jarrín ya tenía visa de residente legal en EE.UU. Con 19 años, jamás se imaginó dejar para siempre su país. A pesar de todo, no olvida a Cayambe.