En Tulcán, la casa de la familia Chuga-Rosero ha sido decorada con miles de luces y los personajes de la Navidad. Hasta el lugar, localizado en la calle Los Mártires, barrio el Aeropuerto, acuden decenas de familias quienes se dan cita en esta luminosa vivienda, para disfrutar de una cálida gama de colores que titilan al ritmo de los corazones de los visitantes.
Miles de lucecitas
Alrededor de 45.000 luces, un túnel iluminado, renos, bicicleta, muñecos de nieve hechos con material reciclado, esos son solo algunos de los elementos que componen la iluminación navideña que Santiago Chuga y su familia han instalado en su casa. Se trata de una tradición que comenzaron hace ya 30 años junto a Delia María Rosero Salazar, pionera de esta tradición.
Las personas que deseen visitar pueden acudir desde las 18:30 hasta las 22:00. Además de luces navideñas, también se cuenta en esta humilde vivienda con un nacimiento que conmemora el nacimiento del niño Jesús.
Tradición de antaño
La tradición de iluminar la Navidad tiene raíces en varias culturas y prácticas históricas. Una de las influencias más significativas proviene de la celebración pagana del solsticio de invierno. Durante este evento, se encendían velas y antorchas como símbolo de celebración y para dar la bienvenida a la luz y al renacimiento del sol en medio de los días más oscuros del invierno.
Desde Europa
En cuanto a la tradición del árbol de Navidad iluminado, se dice que tiene sus orígenes en la Alemania del siglo XVI, donde se adornaban árboles con velas para representar la luz de Cristo. A lo largo del tiempo, las velas fueron reemplazadas por luces eléctricas más seguras, pero el simbolismo de la luz y la celebración continúa. La costumbre de decorar casas y calles con luces navideñas se popularizó en el siglo XX, principalmente a través de la influencia de la cultura estadounidense.