Las risas, el resonar de una buena canción popular, grupos de danzantes y una que otra “bebida fuerte” avivaron el tradicional arrastre y quema de la chamiza, en la populosa parroquia de Caranqui.
Cientos de lugareños se sumaron a la particular actividad, quienes con camiones, tractores o a propia mano llevaron las ramas secas por las calles centrales de la localidad. El ambiente de celebración se impregnó en cada rincón.
Tradición
Eduardo Ortega, presidente del Consejo Parroquial de Caranqui, expresó que el arrastre de la chamiza simboliza un acto de devoción de los peregrinos y tiene un legado de varias generaciones. “Los barrios y comunidades se reúnen para recolectar las ramas. Se recogen con tiempo para que entren en un proceso de secado”.
Francisco Chasiguano, presidente de la comunidad de San Cristóbal Alto, compartió su entusiasmo. “Es grato para nosotros formar parte del arrastre de la chamiza, un recuerdo de nuestros antepasados y que lo seguimos manteniendo. Compartimos con los compañeros, la pasamos bien”.
Señor del Amor
Esta tradición también tiene relación directa con las conocidas fiestas del ‘Señor del Amor’, que se realizan de forma anual entre los meses de abril y mayo. Los actos eucráticos son parte esencial, que reafirman la fe y la religiosidad.
El Padre Amado Carranco, párroco de la parroquia, indicó que “la espiritualidad de los habitantes se pone en evidencia durante las fiestas, se cumple con los nueve días de novena, eucaristías y procesión en honor al patrono”.
Otras Actividades
La jornada de algarabía se alargó hasta horas de la noche con la quema de castillo, que fue donado por los dirigentes del barrio El Ejido de Caranqui.
La Plaza Atahualpa se convirtió en el escenario para el desborde de los fuegos pirotécnicos, que se llevaron toda la atención.
De igual manera, los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar la gastronomía que ofreció la velada, donde los comerciantes cautivaron paladares.