La chakra andina fue reconocida, hace aproximadamente tres meses, como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). Dicho reconocimiento se hizo efectivo el pasado 22 de mayo, cuando una delegación de la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac) viajó hasta Roma, capital de Italia, para recibir el certificado que otorga la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La certificación es el máximo reconocimiento que brinda esta entidad internacional de la ONU. Además, como parte de la ceremonia, los delegados de la Unorcac exhibieron los productos agrícolas que producen en las comunidades de Cotacachi.
Reconocimiento
María Piñan, secretaria del Comité Central de Mujeres de la Unorcac, fue una de las delegadas que estuvo presente en Roma. También fue la encargada de recibir el certificado de manos de Qu Dongyu, director de la FAO.
Ella expresó la importancia de este reconocimiento, y lo que representa para las comunidades indígenas del cantón. “Este certificado es una muestra de nuestro esfuerzo, del rescate de las tradiciones ancestrales. La chakra es nuestra fuente de trabajo, donde cultivamos y cosechamos. Desde hace mucho tiempo nos ha alimentado.
Tiene un significado muy especial para nosotros. Ahora las mujeres también se vinculan, ellas trabajan en la tierra para luego vender sus productos, y así generar ingresos para sus familias, como lo hacen en el centro Jambi Mascari”, explicó.
Las chakras son fundamentales en el desarrollo de la vida material y simbólica de las familias y comunidades kichwa de Cotacachi, que se basan en un rico conocimiento ancestral que abarca gastronomía, medicina y rituales.
Son esenciales para la conservación de una gran diversidad de variedades de cultivos locales. Se considera que este territorio es una de las zonas de biodiversidad agrícola más extensas y mejor conservadas de región andina.Ç
Asimismo, constituyen un importante medio de subsistencia para las comunidades, y de empoderamiento económico y autonomía para las mujeres.
Las comunidades indígenas han generado sistemas cognitivos a partir de su relación con el medio ambiente: la Pachamama.
Este conocimiento integral, que se transmite de generación en generación, es un repertorio único y vivo, que abarca signos, símbolos, conceptos y percepciones sobre el uso y la gestión sostenible de los ecosistemas locales para la vida familiar, comunitaria y cultural.