Los ciudadanos elegidos por el pueblo para desempeñar su trabajo desde las concejalías, deben demostrar para qué fueron designados. La confianza depositada en los nuevos ediles debe ser retribuida con mucho trabajo, con ética, amor por su ciudad y cantón, con responsabilidad a la hora de tomar resoluciones, con frontalidad para oponerse a malas decisiones, pero también para aportar y apoyar, en el marco normativo que rige al cuerpo colegiado, las buenas acciones que se adopten en favor de la comunidad. La gente no quiere personas incapaces que vayan a dormir, a turistear, buscar prebendas para él o sus familiares, enriquecerse y peor traicionar a sus electores por un plato de lentejas.