Es penosa la forma en que ha transcurrido la administración municipal de Ibarra que deambula -faltando pocas semanas para que culmine su mandato- entre la desidia y la inoperancia, entre el quemeimportismo y los desaciertos. En las redes sociales y en las calles se evidencian las críticas ciudadanas que dejan mal parada a la gestión administrativa, pero penosamente, tampoco existió una legislación propositiva y peor aún fiscalización que de valor y transparencia a las obras. Se habla de “buenas noticias”, pero se ha fallado en la orientación y visión de largo plazo. Las equivocaciones, criticados contratos y de última hora, más el gasto infructuoso en fiestas costosas requieren de investigación.