La fiscal general de Ecuador, Diana Salazar, compareció este
jueves ante el pleno de la Asamblea Nacional para rendir cuentas sobre su
gestión. Pese a encontrarse en licencia de maternidad tras el nacimiento de su
segunda hija en Argentina, Salazar sorprendió al presentarse personalmente en
el Legislativo, desestimando las expectativas de que Wilson Toainga, quien la
reemplaza interinamente, acudiera en su lugar.
Un informe enfocado en resultados
Durante su intervención, Salazar inició con un análisis
institucional que destacó el crecimiento de las fiscalías a nivel nacional.
Según la Fiscal General, el número de equipos fiscales aumentó en un 10%,
alcanzando 887 unidades operativas en todo el país. Este crecimiento, explicó,
responde a un compromiso con la justicia y el combate a la impunidad.
En cuanto a los casos de la Corte Nacional, Salazar resaltó
que 51 personas han sido sentenciadas en procesos clave, como los denominados
casos Independencia Judicial, Sinohydro, Plaga, Purga, Pampa y Metástasis.
Estos procesos han sido considerados emblemáticos en la lucha contra la
corrupción y la delincuencia organizada.
Un llamado a la integridad institucional
En su discurso, Salazar fue enfática al recalcar que la
Fiscalía realizó su trabajo y apeló a la ética en la política. Advirtió que la
Asamblea Nacional no debe convertirse en un espacio para prófugos de la
justicia o sentenciados. “No se convierta a la Asamblea Nacional, nunca más, en
una palestra de sentenciados y prófugos”, insistió, enviando un mensaje
contundente a los legisladores, muchos de los cuales recién retomaron
actividades tras una vacancia de dos semanas.