Desde dónde se lo mire, quién sea el protagonista, quién tenga o no la razón; lo ocurrido en la Embajada de México en Quito, es un mal precedente para la opinión internacional. La irrupción a la sede diplomática contraviene los tratados internacionales, entre los que se establece el Tratado de Viena, que rige las relaciones y las inmunidades diplomáticas entre los países. Fuera de la crisis diplomática, que ya es evidente entre México y Ecuador, también ha puesto en entredicho el manejo de las solicitudes de asilo político en el contexto y el reclamo de la OEA. Una decisión que evidencia la falta de madurez política de un gobernante, el más joven del Latinoamérica, que actúa con la emoción y no con la razón.