Uno de los temas que, al finalizar la semana, ha causado sorpresa, molestia e incomodidad tuvo lugar en Baños de Agua Santa, uno de los rincones más visitados del centro del país. La intención de un sector determinado, de nombrar una calle como Fernando Villavicencio, generó reacciones en contra y a favor. El primer reclamo vino de parte de la propia Municipalidad, que en un sendo comunicado rechazó la intención de un solo individuo, en este caso Guillermo Andino, propietario de una cafetería, por atribuirse competencias que son exclusivas de un Concejo Municipal. No sería la primera vez que la nomenclatura de una calle genera reacciones políticas, sino basta con recordar al matemático Juan José Illingworth desprender el letrero de la calle Quito, en nombre de la soberanía de Guayaquil. Que una persona sea honrada con el nombre de una calle responde a una amplia carrera al servicio de la ciudadanía y no políticos.
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