El Salvador, el otrora país sumido en las más altas tasas de homicidios, ahora está cambiando. Todos en el mundo hablan del fenómeno Nayib Bukele, el presidente salvadoreño y en muchos de ellos, se invoca su nombre para ver si las tristes realidades de inseguridad, muerte y dolor cambian para bien. Nuestro país no es la excepción, se compara la situación con El Salvador, porque mientras en el país centroamericano, el número de homicidios ha bajado notablemente, en nuestra adolorida nación, la inseguridad, los asaltos, sicariatos, femicidios, robos a plena luz del día y el irrespeto a niñas, niños y personas de la tercera edad no se detiene. ¿Será que el fenómeno Nayib Bukele puede ser emulado?