Tras el decreto de muerte cruzada, varios personajes han expresado su intención de ser candidatos a la presidencia. Ex asambleístas, ex periodistas, empresarios, etc., presentan un rasgo común: dicen que no son políticos para arrogarse credibilidad y ganar votos. Aprovechan el hartazgo de la ciudadanía por la clase política y lo convierten en un vehículo que los catapulta a ocupar un cargo netamente político, y mediante el cual van a gestionar los recursos del Estado, dinero de cada ecuatoriano. Contrario a lo que sucede en democracias maduras, estos personajes primero anuncian su candidatura y luego buscan un partido de alquiler para participar. ¿Qué nos depararán las próximas elecciones?