Ecuador está a la cabeza de Latinoamérica en Desnutrición Crónica Infantil (DCI), solo por detrás de Guatemala, y el Gobierno del presidente Guillermo Lasso se ha fijado la titánica meta de reducir esta lacra hasta el 23 % en 2025, unos 5 puntos menos que ahora, según información de EFE.
Los intentos de sus predecesores fueron infructuosos y en zonas rurales los índices están por encima del 40 %, según la última disponible, que data de 2018.
Jesús Sanz, coordinador de emergencia covid-19 del Programa Mundial de Alimentos (PMA), organismo que ha entregado un primer bono con un enfoque específico en nutrición, advierte que la pandemia podría haber agravado la situación debido al aumento de la pobreza y la extrema pobreza. A falta de datos actualizados, Sanz subraya la “paradoja” de que la DCI pasó del 24 % al 27,2 % de 2012 a 2018 pese a que en ese tiempo hubo menos pobreza y desigualdad y mejores datos de acceso a agua potable, vacunación y controles prenatales.
El titular de la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, Erwin Ronquillo, creada por el Ejecutivo para articular los esfuerzos en el combate a la DCI, alerta que la padecen el 50 % de los niños que viven en el área rural y en las comunidades indígenas. Es por eso que en Imbabura las zonas intervenidas por las instituciones como el Patronato Provincial, son Cotacachi, Otavalo e Ibarra, específicamente en comunidades indígenas.
Junto con el Ministerio de Inclusión Social y otras instituciones, el Gobierno ultima los detalles para entregar el “bono de los mil días”, una transferencia monetaria apoyada con educación y sensibilización sobre el fenómeno. Está previsto que en mayo se anuncie su puesta en marcha, con una cantidad fija y otra variable, en función de una serie de condicionantes como controles médicos antes y después del alumbramiento, el registro del niño en los primeros días de vida y cuando este cumpla años.
La DCI ataca por igual a la población migrante, con la que organismos internacionales se vuelcan en allanar su recepción y evitar la desnutrición entre los más pequeños.
Daniela Calderón, profesional en Salud Alimentaria del Patronato, indicó que con diferentes acciones llegan a los sectores vulnerables, donde niños y adultos son parte de una evaluación nutricional de peso, talla y hemoglobina también.
Sin embargo, con los resultados de estas evaluaciones los técnicos del Patronato escogen los casos más críticos para entregar suplementos nutricionales.
Daniela indicó también que hacen la entrega de kits que contienen productos alimenticios nutricionales en las escuelas de zonas rurales de la provincia de Imbabura.