En Ecuador y diferentes partes del mundo se inició el periodo de novenas o posadas. Una tradición que va más allá de lo religioso para convertirse en un abrazo colectivo de memoria, esperanza y comunidad. Las calles se llenan de luz y de voces que recrean el peregrinaje de María y José, buscando refugio en Belén. Las posadas son más que un ritual: son un encuentro con nuestra identidad más profunda. Representan la hospitalidad, la solidaridad y la capacidad de esperar juntos la llegada de algo sagrado. Un niño, a quién los cristianos llaman Salvador. Niños y adultos se unen en cantos ancestrales, con aroma de incienso y compartiendo ante el pesebre: chocolate, dulces, galletas y recordando que la verdadera riqueza está en los lazos que nos conectan. En cada hogar, en cada barrio, late un mismo corazón: la esperanza de un mundo donde el amor sea el único pasaporte necesario para encontrar cobijo. Paz en sus hogares.