Una pesadilla vivió el país el martes pasado, luego de la incursión a la Penitenciaria del Litoral por parte de la Policía Nacional. Una “guerra” se desató en las calles de Guayaquil y Esmeraldas, sobre todo, en este último territorio. La provincia verde sucumbe ante las bandas organizadas ligadas al narcotráfico. Para el Estado, una de las soluciones es enviar más cuerpos armados, que sí pueden controlar por poco tiempo la arremetida violenta de los organismos delictivos; pero sería una solución parche para una de las provincias del país más abandonadas. Allí las parroquias no cuentan con servicios básicos, el turismo, sector que generaba empleo, está derrumbándose, y la pobreza impera.