Baltazar Ushca, conocido como el último hielero del volcán Chimborazo, falleció a los 80 años tras un accidente doméstico, según informó el municipio de Guano. Su muerte fue lamentada por la comunidad, que lo recordará como un ícono de la cultura y las tradiciones ecuatorianas. Ushca dejó un legado de resistencia y dedicación que ha inspirado a generaciones.
Originario de la etnia kichwa, Ushca vivía en una zona agrícola de Chimborazo, donde recolectaba hielo de los glaciares del volcán. Este hielo era vendido en Riobamba, donde se utilizan bloques para hacer populares jugos de frutas. A lo largo de su vida, Ushca se convirtió en un símbolo de la conexión entre su comunidad y el majestuoso Chimborazo.
Desde joven, Baltazar trabajó en esta tradición familiar, pero con el tiempo se convirtió en el único en su comunidad que realizaba esta actividad. Recibió numerosos reconocimientos y fue protagonista de documentales que reflejaron su vida y trabajo. Su historia resalta la conexión entre el hombre y la naturaleza en un entorno tan desafiante.
Ushca ascendía al Chimborazo los martes y viernes, caminando más de siete horas en condiciones climáticas adversas. Cada viaje le permitía traer 22 kilos de hielo, que envolvía en paja para su transporte. Su dedicación a esta labor era admirable, demostrando su amor por las tradiciones y su tierra.
A los 77 años, Ushca emprendió un nuevo proyecto llamado ‘Agua Baltazar’, donde buscaba comercializar el hielo que extraía del volcán. Este emprendimiento le permitió ofrecer un producto único a turistas y locales en Guano, acercando aún más su legado a las nuevas generaciones.
El municipio de Guano extendió sus condolencias a la familia de Ushca y celebró su vida, reconociendo su contribución a la cultura ecuatoriana. Su memoria perdurará en la comunidad y más allá, recordando a un hombre cuya vida estuvo dedicada a la tradición y la naturaleza del Chimborazo.