La tragedia en Baños de Agua Santa, desencadenada por intensas lluvias, nos recuerda la frágil condición humana frente a los desastres naturales. Vidas perdidas, heridos y desaparecidos evidencian la devastación que la naturaleza puede causar en cuestión de momentos. Este deslizamiento de tierra, que sepultó el sector de El Placer y cortó la vía hacia el Puyo, muestra cómo seguimos siendo vulnerables ante la furia de la naturaleza. La magnitud de esta tragedia nuevamente resalta la urgente necesidad de fortalecer las estrategias de gestión de riesgos y respuesta ante emergencias, las mismas que en Baños son casi un lugar común. Pese a esto, las comunidades siempre han salido adelante de todos estos desastres, pero el turismo, su principal actividad económica, sufre un nuevo revés. Se viene julio y agosto, temporada vacacional en la Sierra. ¿Será capaz el Gobierno de establecer un plan de contingencia?
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