El conflicto entre Israel y Palestina ha dejado una estela de sufrimiento, especialmente entre los civiles, quienes soportan la mayor carga de esta guerra. Las constantes tensiones, bombardeos y ataques, desde aquel 7 de octubre de 2023, cuando Hamas atacó a Israel, han convertido a ambos territorios en escenarios de violencia crónica, donde familias inocentes pierden a sus seres queridos y ven destruido su futuro. Mientras los gobiernos y grupos armados se enfrentan, millones de personas viven bajo un miedo constante, sin acceso a una vida digna ni a la paz que merecen. Los niños crecen en un entorno marcado por la destrucción, donde la esperanza de un mañana mejor, se desvanece ante cada explosión. Es fundamental que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos por un diálogo real que ponga fin al conflicto, priorizando a los civiles y promoviendo la paz. La violencia jamás será el camino. Los pueblos merecen vivir en paz.