Cuánto aspiramos los ecuatorianos que podamos utilizar espacios para hablar de educación, cultura, deporte, personajes, avances de la ciencia, investigación universitaria con resultados, de gestión pública honesta y propositiva, de logros y satisfacciones. Pero no, lastimosamente, casi todos los días amanecemos con noticias que desmoralizan y entristecen, que dan miedo y causan pánico, que nos hacen sentir impotentes para poder descifrar en qué momento sucedió este cambio radical de un otrora oasis de paz en una sociedad convulsa, violenta, con cifras de narcotráfico asociada a la delincuencia que va superando a lo que eran nuestros vecinos. ¿Hasta cuándo debemos soportar todo esto?