miércoles, 23 abril 2025
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Sus primeros trazos y movimientos los comenzó en 1998, y desde entonces el artista plástico Diego Sierra no ha parado de crear y compartir sus obras con los demás. Nacido en San Pedro de Huaca, provincia de Carchi, desde muy joven viajó hasta Ibarra para estudiar en el Instituto Superior Tecnológico de Artes Daniel Reyes, ya que su afición por la pintura y la cerámica hasta ahora tienen una conexión profunda con la naturaleza y con la vida.

El arte lo escogió a él y se manifestó “como un don divino”, afirma el artista carchense. En su familia es el único que escogió esta profesión, aunque tiene un primo que es músico y guitarrista. “Recuerdo que desde pequeño tuve esa afición de jugar con las manos, manipular el barro, el carbón, combinar los colores y explorar todo este proceso creativo. Estudiar en el Daniel Reyes me ayudó a conocer la técnica y eso fue muy importante en mi vida”, agregó.

El artista, quien nació hace 46 años ha recreado sobre paredes y tumbados la Pacha Mama, la vida del campo, el medio ambiente.

Durante su trayectoria son más de 800 obras las que ha plasmado y han recorrido escenarios en su natal Carchi, en Imbabura, Pichincha, Tungurahua, Sucumbíos, El Oro y Pastaza. La mayoría son esculturas, máscaras de arcilla y pinturas zoomorfas (forma animal) y antropomorfas (que se asemeja al ser humano).

Sierra es ese artista que atravesó un cambio de siglo y considera que el arte también tuvo ese efecto en la escultura y la pintura. “Todo en el universo cambia y en el arte hay nuevas tendencias, en todas las técnicas, pero sin dejar de lado el estilo de escultura clásica, así como la pintura en caballete”.

Para Sierra, los espacios para compartir las obras también han variado, ya no son las clásicas salas de arte, ahora existen instalaciones tecnológicas, salas de video y performances. “Pero las bases del arte siempre serán lo clásico, ese es el fundamento primordial”.

Su más reciente trabajo se expuso en la parroquia de Aloasi, situada en las faldas del monte Corazón a 2.5 km. al occidente de la cabecera cantonal Machachi, y a 1 Km. al sur de la estación del ferrocarril llamada
“La Estación” antiguamente lugar conocido como ‘Huasinillo’; muy cerca a Quito.

Con el nombre de ‘Muestra Ancestral’, Diego Sierra aprovechó para enseñar en un taller la pintura creativa dirigida a niños, jóvenes y adultos. En agosto de este año también expuso en su cuidad natal, a la cual regresó con un espléndido trabajo denominado: “El espíritu del venado”, en donde hizo un tributo a la vida silvestre y al color naranja. “Cuando el cielo se vuelve color naranja en el horizonte está naciendo un venado”, señaló emocionado el artista.

Sus obras ha sido expuestas en salas de Ambato, Ibarra, Machala, El Guabo, Atuntaqui, entre otros.
Con muchos años de trayectoria, Sierra sabe que cada vez que pinta o trabaja en barro es un nuevo inicio y un nuevo aprendizaje.

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