Las máscaras para la celebración de los San Juanes de Caranqui tienen un artesano predilecto, se trata de Fernando Benavides, propietario del taller de Caretas para los San Juanes. Su trabajo es el más cotizado debido a la calidad con la que elabora cada pieza de la indumentaria tradicional de los danzantes.
La fabricación de cada máscara se ha convertido en una actividad familiar para Don Fernando. Su taller está ubicado en el barrio El Ejido de Caranqui y en compañía de su esposa e hija preparan los materiales que darán vida a tres tipos de caretas.
El primer paso para hacer la careta es el moldeado de la malla metálica para que tome una apariencia de un rostro. A continuación, se remacha, para luego pintarla de rosado, su color característico.
Los detalles son hechos a mano, cada rasgo es personalizado y al gusto de los clientes. El artesano mencionó que le toma alrededor de tres horas el proceso de creación.
Don Fernando, desde hace seis años, realiza este oficio. Mencionó que adquirió este conocimiento mediante la observación y gracias a las enseñanzas de Pepe Batallas, un artesano de la localidad.
“Desde entonces continúo con este trabajo, lo comparto con mis familiares, quienes preservarán el legado, la técnica y pasión por este arte, que es reconocido no solo localmente, sino a nivel nacional”, dijo Don Fernando.
San Juanes
Para estas festividades, Don Fernando prevé crear más de 600 máscaras. Explicó que existen tres diferentes tipos de caretas: San Juana, San Juan y chivo, este último es reconocido por la longitud de su barba.
“Los detalles pueden variar, en la barba, los ojos y dependiendo del modelo, cabellos o patillas, también, se puede añadir elementos como lunares, bigotes, todo depende del gusto del cliente” comentó.
El valor de cada máscara
Las exclusivas máscaras, que son la parte de la vestimenta típica de esta celebración, tienen un valor de USD 25, todo depende del diseño y características añadidas.
La materia prima para la máscara de chivo, que está hecha con el pelo disecado del animal, pude alcanzar hasta USD 200.
Mencionó que uno de sus trabajos, en los que tardó más tiempo en realizar, fue una máscara de llavero de tamaño reducido que le tomó alrededor de dos días en terminar.
Don Fernando, también, forma parte del sinnúmero de participantes que cada año se dan cita para bailar en el Ejido de Caranqui. Su traje favorito es de chivo. “El fin es disfrutar del trabajo y sentir a todos quienes bailan al ritmo de banda de pueblo hasta las 12:00 horas”, comentó.
Don Fernando, además, de confeccionar cada máscara, arregla las caretas que se encuentran en mal estado, comentó que las deja como nuevas.
El trabajo de este ilustre artesano ha viajado al exterior, de igual manera, está en constante innovación porque quiere ofrecer al público variedad, pero siempre mantiene las características fundamentales que culturalmente define a esta fiesta tradicional de Ibarra.
Este año, los San Juanes bailarán en el nuevo San Juanódromo, la cancha de tierra y polvo fue intervenida y ahora cuenta con césped y adoquín.