El complejo barrial de Liga San Miguel se llevó a cabo un evento sin precedentes que dejó a propios y extraños maravillados: la Cena Navideña Más Grande del Mundo.
Bajo el cielo estrellado de una noche especial, el escenario deportivo se llenó de un espíritu festivo único, mientras los residentes y visitantes se unieron para compartir en una celebración sin igual.
Literalmente el evento comenzó temprano, cuando los equipos técnicos de la organización se embarcaron en la tarea monumental de organizar una cena comunitaria a una escala sin igual.
Las cien mesas, luces parpadeantes y decoraciones evocaban el espíritu cálido de la Navidad.
Familias enteras se unieron para contribuir con sus platillos característicos, compartiendo recetas transmitidas de generación en generación.
“Verdaderamente, es un evento sin precedentes aquí en el país. Lucía Posso siempre se acuerda de nosotros en estas fechas”, dice Adriana Quinteros, una mujer ibarreña que llegó con su esposo y tres hijos. Mientras la madre de familia, buscaba su mesa, las manos trabajadoras y los corazones generosos tejieron un mosaico culinario que reflejaba la diversidad y riqueza cultural de la capital imbabureña La mezcla de sabores, colores y aromas creaba una sinfonía gastronómica que resonaba en cada rincón de Ibarra.
“Con esto buscamos realmente reivindicar lo que es la Navidad. Esto es una experiencia muy bonita para las personas que dan como las que reciben. Queremos reivindicar la Navidad”, comentó la anfitriona, quien aseguró que la idea de la Cena Más Grande del Mundo, inició hace dos años.
A medida que caía la noche, la ciudad se iluminaba con la magia de la Navidad. La presentación de artistas, magos y un show musical fueron el complemento de la jornada navideña.
Con el pasar de las horas, la Liga San Miguel de Ibarra, se convirtió en el epicentro de la celebración. La meta eran dos mil personas, pero el evento tuvo unas 2200 personas, sin contar con el “Ejército de Amigos”, como definió Lucia Posso a su equipo de trabajo que le acompañó durante los últimos seis meses en la organización y logística del evento que salió impecable.