Ibarra, la otrora apacible ciudad Blanca del Ecuador, ha perdido en estos últimos años su señorial imagen, aquella de ciudad atractiva para los mínimos porcentajes de turistas que llegan hasta ella e incluso, se ha transformado en una preocupante urbe donde va imperando el desorden, inseguridad, falta de controles, falta de cumplimiento de las ordenanzas, ninguna gestión que atienda las maltrechas calles, por lo menos del centro histórico, olvido con respecto a lo que se hace por Yahuarcocha, mercado, polígono cárnico, el tema no claro del barrio Los Ceibos sobre quién va a pagar esas “mejoras”, solo para citar pocos ejemplos. A la nueva administración le espera mucho trabajo que hacer por Ibarra.