viernes, 28 marzo 2025
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Cuando el sol comienza a ocultarse por el oeste y el cielo colorea un azul rojizo, los señores, que rondan entre los 45 y 70 años de edad, empiezan a ingresar a la cancha de Yacucalle, en Ibarra. La mayoría viste gris y con chompas gruesas para evitar el frío de la tarde. Y, como es de costumbre, cada uno toma asiento en el graderío. Luego, entre miradas al vacío, conversas, risas y las caladas de tabaco, una persona saca de la bodega una pelota y una raqueta. “Aquí recibo las apuestas”, dice un señor al otro extremo de la cancha. Los jugadores se colocan en la cancha, cuatro contra cuatro, y el juego inicia.

Tradición

Una legendaria tradición ancestral se niega a morir en Ecuador. Es la chaza o pelota de mano, un deporte autóctono originado en el siglo XV que se practica principalmente en el norte andino del país.

Autóctona de Ibarra

Ariel Aguilar, quien practica la chaza desde temprana edad en Ibarra, dice que “este deporte es autóctono en el norte del país, especialmente en Carchi e Imbabura”.

Surgimiento

Su origen es indígena. Fue creado durante el siglo XV por los pueblos que habitaban el territorio que hoy ocupa la frontera entre Colombia y Ecuador. Y aunque en la actualidad se practica también en algunos sectores del sur de Colombia, es, con orgullo de los ecuatorianos, el deporte nacional del país.

 

Características del juego

Se practica en un terreno rectangular de unos 100 metros de largo dividido por una línea en el suelo. Dos equipos de a 4 jugadores se enfrentan el uno al otro con el objetivo de lanzar una pelota golpeándola con la mano o con el bombo, una robusta raqueta de madera, buscando que el balón rebote dentro del campo rival sin que el otro equipo pueda devolverlo.
Aguilar menciona que este deporte es parecido al tenis. Sin embargo, demanda mucha fuerza y precisión.

Los accesorios

La tabla de saque, para el inicio, es una raqueta de madera que pesa de 9 a 10 libras; el peso de la tabla de vuelta alcanza hasta 13 lb. Ambas tienen pupos de caucho. Lo aconsejable es que la cancha mida entre 80 y 100 metros de largo por 9 de ancho, y no necesita red.

Poca ayuda

A pesar de la intermitente ayuda de las instituciones del deporte y la municipalidad de Ibarra para mantener el juego de la chaza, que representa un símbolo por toda su historia, quienes lo practican aún le dan aliento y esperanza para que subsista y se mantenga a más generaciones. Aguilar enfatiza que, aun cuando la chaza es jugada por personas mayores, ha evidenciado que los jóvenes también comienzan a tomar interés por la pelota de mano. Él está seguro que nunca desaparecerá este deporte.

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