Las nuevas administraciones seccionales tienen la grave responsabilidad de cambiar las realidades que a la población le preocupan. Empezando por las corruptelas que se deben eliminar, también se evidencia la falta de planificación, falta de visión y orden, falta de programas sustentados en soluciones ante las necesidades de la gente y casi ninguna apertura e inclusión para gobernar con el pueblo y no solo con sus compinches. Existen tareas inconclusas, desatención de la obra pública, desorden y caos en las vías; exagerado aumento de la burocracia, basura por doquier, calles dañadas, participación de cercanos familiares dando órdenes y disponiendo en la toma de decisiones… Eso y más debe cambiar.