Ya no es una noticia para asombrarse, cuando un deportista ecuatoriano alcanza la cima, en el momento menos pensado, ni en la situación más exigente. Lo conseguido por el ciclista ecuatoriano, nacido en la provincia de Sucumbíos, en el norte de este hermoso país, tiene su “plus”, pues derrotó al deportista deslotado Tadej Pogacar, el ciclista esloveno al que todos temían, pues no solo los vencía en la pista, sino que los dejaba atrás, resoplando y sacando la última gota de sudor. Ahora en el mundo del ciclismo, por años muchos recordarán ese momento en que el amazónico cruzó la meta, vestido de tricolor, levantando los brazos y diciendo presente, para luego vestir el glorioso rosa del Giro, como el que alguna vez lo portó con orgullo el carchense Richard Carapaz, su compadre. Que un ecuatoriano de hasta lo último de su esfuerzo por este país, no es una novedad. Aplaudamos este momento, en medio de tanta crisis y desdenes.
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