Encuestas muestran que alrededor del 60% de los ecuatorianos consideran que el problema más urgente del país es la inseguridad. Los candidatos presidenciales y para Asamblea usan el miedo generalizado para posicionar sus candidaturas. Le aseguran al electorado que solucionarán todos los problemas del país, aplicando mano dura contra la delincuencia organizada. Pero no dicen nada sobre la ausencia de políticas antidrogas. No se pronuncian sobre el proceso de desregularización del mercado inmobiliario y financiero que ha disparado vertiginosamente el lavado del dinero sucio. Ni una palabra sobre la política económica actual ni sobre la que aplicarán.