La Misión Scalabriniana, bajo la dirección de la Hermana Leda Aparecida Dos Reis, es un ejemplo de compromiso y dedicación al servicio de las personas en situación de movilidad humana.
Con más de tres décadas de presencia en Ecuador, la misión ha desarrollado un enfoque integral que combina la promoción de derechos humanos, la formación de capacidades y la integración social.
Una historia de servicio
Desde su llegada a Ecuador en 1992, la Misión Scalabriniana ha expandido su alcance desde Quito hasta Ibarra, donde administra la Casa de Acogida en el Centro de Atención Integral Cristo Peregrino.
Este centro ofrece refugio y diversos servicios esenciales a familias en situación de movilidad humana.
. La misión, vinculada a las Hermanas Scalabrinianas, actúa como el brazo ejecutor de la congregación, enfocándose en el servicio de la evangelización católica y misionero hacia refugiados y comunidades de acogida.
Áreas y espacios
La Misión Scalabriniana opera en siete áreas clave, cada una diseñada para abordar las necesidades específicas de las personas en movilidad humana y las comunidades de acogida: Promoción Humana, Niñez, Adolescencia y Juventud, Trabajo Comunitario, Medios de Vida, Área de Mujeres, Comunicación e Incidencia Política y Jurídica.
Este equipo se dedica a acompañar a las familias en situación de movilidad humana, ofreciendo refugio por un período inicial de cinco días, con posibilidad de extensión en casos especiales. La Casa de Acogida dispone de 12 a 13 habitaciones, cada una con capacidad para 5 a 8 personas.
Dentro de la Misión
Cindy López se desempeña en el área de incidencia jurídico-política y coordina el equipo en Imbabura. Su trabajo se centra en la promoción y defensa de los derechos de las personas en situación de movilidad humana.
Financiamiento
La Misión se financia a través de proyectos apoyados por organizaciones internacionales, tanto vinculadas a la Iglesia Católica como de las Naciones Unidas, incluyendo ACNUR, la Conferencia Episcopal Italiana, la Fundación Interamericana y el Programa Mundial de Alimentos. Como señala la Hermana Leda, la solidaridad y el apoyo mutuo son fundamentales en un mundo donde todos, en algún momento, podemos ser migrantes. La misión invita a la comunidad a unirse en este esfuerzo, recordando que la ayuda brindada hoy puede ser la que necesitemos mañana.