La cuenta atrás ya se inició en Quito para recuperar su Semana Santa, una de las más tradicionales y multitudinarias de Latinoamérica, que volverá a tener iglesias llenas y concurridas procesiones en las calles tras dos años donde estos actos públicos estuvieron suspendidos por la pandemia.
Luego de que fueran eliminadas las restricciones de aforos impuestas para reducir la transmisión de la covid-19, la capital de Ecuador ya comenzó a engalanar su casco antiguo, que será el centro neurálgico de la Semana pascual, donde se esperan cientos de miles de visitantes, tanto nacionales como internacionales.
Los actos comenzarán el Domingo de Ramos con una procesión que saldrá de la Basílica del Voto Nacional hacia la Iglesia de San Francisco, y seguirán el Martes Santo con la procesión de andas en la parroquia de Puéllaro.
El Miércoles Santo será uno de los días más especiales y se volverá a celebrar el Arrastre de Caudas en la Catedral de Quito, la única del mundo que conserva esta tradición desde que en el siglo XVI llegara al país procedente de España.
«Nosotros todavía la conservamos aquí, y es un honor y un privilegio para la Arquidiócesis Primada de Quito, porque nosotros, como cristianos, lo vivimos de una manera muy profunda», contó este viernes a la prensa extranjera el padre José Asimballa, uno de los canónigos protagonistas de la ceremonia.
En este ritual, el arzobispo de Quito y sus canónigos realizan una procesión dentro de la catedral en la que llevan en sus espaldas las caudas, unas pesadas capas negras de casi dos metros de largo que simbolizan los pecados del mundo.
Tras completar el ritual, los canónigos, que son los religiosos más antiguos de la iglesia quiteña, se postran delante del altar mayor para que el arzobispo agite una gran bandera negra con una cruz roja para transmitir, simbólicamente, las virtudes de Jesucristo.