domingo, 18 mayo 2025
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Lorena Amanda Pabón Mier, nacida el 25 de enero de 1988 en Ibarra, es mucho más que una abogada exitosa. A sus 36 años, disfruta de pasatiempos como la lectura, caminar y montar en bicicleta, pero su verdadera pasión reside en su familia y su incansable trabajo por la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad.

Los estudios de Lorena

Lorena es una ibarreña de cepa. Bethlemita, toda la vida. Graduada de la Universidad Central del Ecuador como abogada, continuó sus estudios en la Universidad Andina Simón Bolívar y la Universidad Estatal de Santiago, especializándose en Derecho Administrativo y Procesal. Además, obtuvo un máster en Derecho de la Discapacidad en la Universidad de Barcelona.

Profesional ejemplar

Su carrera profesional ha sido diversa y comprometida. Desde sus inicios en el Municipio de Ibarra hasta su trabajo en la Fiscalía General del Estado y el Ministerio de la Producción, Lorena ha ocupado diversos cargos, siempre buscando promover la justicia y la equidad. También ha fundado una oficina jurídica especializada en Derecho Administrativo, donde trabaja en estrecha colaboración con la Fundación que lleva el nombre de su hija Simone, dedicada a la normalización de las diferencias y la protección de los derechos de las personas con discapacidad.

Su familia es su pilar

Pero más allá de sus logros profesionales, Lorena encuentra su mayor motivación en su familia, especialmente en su hija Simone, quien ha sido su inspiración para luchar por un mundo más inclusivo. Cada fin de semana, viaja a Ibarra para pasar tiempo con sus padres y su hermana, compartiendo momentos de alegría y apoyo mutuo.

“Cuando yo recibo la noticia de la condición de mi hija en su nacimiento, con tal solo 10 horas de nacida, le vaticinaron un futuro donde la educación no era una opción y su ocupación sería la de limpiar mesas (no hago de menos al oficio, pero sí rechazo el estigma asociado al Síndrome de Down), por eso es que sueño que en unos cuantos años más me diga segura y viéndome a los ojos que es lo que quiere hacer, que emprenda su vida de manera autónoma aun cuando a mí me parta el corazón no tenerle cerca, quiero que sea una mujer independiente y feliz, espero que en su vida no se encuentre con personas que la lastimen, pero que si lo hace, sepa manejar la situación de tal forma que no dañen el alma tan noble que le caracteriza (no por el Síndrome de Down sino por el amor extremo que recibe)”, expresó Lorena.

“Cada vez que veo a mi hija me estremezco por los años que han transcurrido porque me siento como cuando acabé recién la universidad, con la motivación y energía suficiente para hacer lo que creo es correcto y oportuno. Ahora soy tía de dos niñas que vinieron a completar la familia. El tiempo ha ido en consonancia con lo que siendo muy pequeñas nos enseñaron mis papás, “quien ama, cuida y protege”, y, entre nosotros es lo que hacemos, ese espacio seguro lo tenemos cuando estamos juntos”, acotó la ejemplar mujer ibarreña.

Su sueño más grande es cambiar la percepción que la sociedad tiene sobre la discapacidad, buscando la autonomía y la felicidad para todas las personas con capacidades diferentes.

La profesional imbabureña anima a las nuevas generaciones a no dejarse vencer por las adversidades y a luchar por un mundo más justo y equitativo para todos.

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