El camino es largo todavía piensa Mártín Quintanilla quien no se separa de su Canon 70D mientras recorre la tradicional Plaza de Caranqui, la de los helados, en el sur de Ibarra. Mártín nació aquí hace 26 años, pero más que ibarreño se siente un ciudadano del Ecuador y por tal motivo emprendió una viaje desde hace ocho años por todo el país retratando los paisajes del Litoral, el callejón Interandino y la Amazonía.
Mientras camina lleva en su mano derecha la cámara y en su izquierda su patineta, con la cual se moviliza por las adoquinadas calles ibarreñas.
Recuerda que su abuelo Pedro Carranco le regaló su primera cámara de fotos, a los 18 años, una Nikon D5200 y con este equipo decidió embarcarse en el interminable mundo de la fotografía, recorriendo el país “de cabo a rabo”. Quintanilla comenzó estudiando arquitectura, poco después cambió los trazos y las cuadrículas por los lentes y los flashes. Él se graduó como fotógrafo certificado en medios.
Desde hace tres años que Mártín salió con su mochila a recorrer de Carchi a Loja; de Esmeraldas a El Oro, y de Sucumbíos a Orellana. Y en cada parada, sus imágenes han sido vistas en diferentes galerías y exposiciones.
Aún le falta por conocer la selva ecuatoriana relata Quintanilla quien como si se tratase de ‘Bilbo’ el personaje del libro ‘Señor de los Anillos’ espera un nuevo viaje inesperado. Lleva un año recopilando notas y en su próxima salida llegará hasta el Parque Nacional Yasuní.
Para el joven “cazador de momentos” los recursos económicos no son un problema, pues su herramienta de trabajo es su propia cámara. “Trabajo como fotógrafo en algunos eventos ahorro un poco de dinero y emprendo un nuevo viaje. En realidad son de imprevisto, hay días en que no me siento bien en mi espacio, tomo mi mochila y me voy”.
cada que piensa continuar con su proyecto, de retratar al Ecuador, se pasa por la casa de su madre Alicia quien lo recibe encantada, le da ánimos, le aconseja y le aporta su granito de arena para que pueda viajar. “He tenindo momentos en que me he preguntado ¿hasta dónde voy a llegar con esto?, ¿si genero algún ingreso?, ¿qué estoy haciendo con una cámara?, pero es solo el amor al arte lo que me mueve”, dice Mártín, quien recuerda a uno de sus amigos Franz del Castillo. “El fue mi profesor y siempre me invitó a que busque lo mío y lo mío siempre fue la fotografía”.
Mártin Quintanilla lo que busca con su trabajo es generar impacto en las personas, mostrarles ese lado que no quieren o que no pueden ver porque simplemente no se detienen un minuto en sus actividades diarias.
Ha estado en Pasto, Colombia exponiendo su trabajo. Sus mejores fotos han sido parte de muestras en Quito, Ibarra y otras ciudades del país.
En su vida ha tenido dos cámaras y en sus viajes calcula “a ojo de buen cubero” más de 50 mil fotografías. Su favorita es un contra luz de una mujer arando sus animales en Zuleta. Como anécdota recuerda que en Esmeraldas decidió salir si su cámara de fotos y miró el mejor atardecer de su vida. “A veces es bueno grabar esos momentos solo en tu memoria”.