Ibarra fue sede de la octava Mesa de Seguridad, Justicia y Derechos. Autoridades locales, delegados de la Fiscalía, la Defensoría Pública, la del Pueblo, la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas; y, representantes de la academia y de organizaciones sociales participaron en el evento.
En territorio
Esta iniciativa reconoce la importancia de coordinar acciones desde la diversidad de realidades y necesidades de cada provincia en materia de seguridad.
“Es fundamental entender que la inseguridad no es un problema homogéneo en todo el país. Cada provincia tiene sus propias particularidades y desafíos. Por ejemplo, la situación de inseguridad en Esmeraldas puede diferir significativamente de la de Bolívar, Manabí o Guayas”, explicó el Presidente del CJ, Wilman Terán, durante su paso por la ciudad de Ibarra.
Reacciones
“Este tipo de encuentros son importantes para que las diferentes entidades que tienen que ver con el tema de la seguridad encuentren puntos de interés común y aporten con sugerencias que contribuyan a una política pública de seguridad”, comentó Alberto Páez, uno de los asistentes al evento.
La información que se obtiene en estas mesas de seguridad se traducirá en el diseño e implementación de políticas públicas locales coordinadas entre los gobiernos descentralizados y las autoridades nacionales.
Triste panorama
La inseguridad en Ecuador escala a niveles históricos y se impone como prioridad del próximo Gobierno. La violencia va en aumento y de seguir así el país cerrará el 2023 con una tasa de 40 homicidios por 100.000, situándose como el más violento de la región.
Las estadísticas de la Policía revelan que entre enero y junio de este año se han registrado 3.513 asesinatos, lo que significa un aumento del 58% respecto al 2022.
Ese año la tasa de homicidios fue de 26 por cada 100.000 habitantes, y en la actualidad ya se ubica en 20, con una tendencia a crecer, con lo que se estima que a final del año cerraría en 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, convirtiéndose en el país más violento de la región.
Preocupación
La violencia ha dejado de concentrarse en Guayaquil y se expande a otras ciudades como Durán, Manta, Quevedo y Quito. Los ataques son a cualquier hora del día, perpetrados por sicarios o atentados con bombas.
Este escenario catastrófico ocurre en medio de unas elecciones presidenciales y legislativas anticipadas en las que el nuevo Gobierno no tendrá margen para improvisaciones, advierte Carolina Andrade, analista en seguridad. “No se puede seguir esperando cosas tan básicas como equipar a la Policía”, indica Andrade.