La impugnación de 1.729 actas por parte del correísmo tras la contundente victoria de Daniel Noboa refleja una práctica política preocupante. Invocar un supuesto fraude sin evidencias sólidas erosiona la confianza en las instituciones democráticas y polariza innecesariamente a la ciudadanía ecuatoriana. La aritmética es clara: incluso si todas las actas impugnadas (aproximadamente 475.000 votos) favorecieran a González, resultaría matemáticamente imposible revertir la diferencia de 1,18 millones de votos que la separan de Noboa. Este ejercicio de resistencia a reconocer resultados electorales amenaza con convertirse en un peligroso patrón regional. No obstante, el CNE tiene ahora una oportunidad histórica para fortalecer la institucionalidad democrática. Realizar un proceso de revisión transparente y riguroso despeja cualquier duda legítima. Ahora se debe hacer una autocrítica por haber sido permisivo en unos casos y sancionador en otros.
viernes, 16 mayo 2025
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