Otavalo se busca posicionar como un destino de bodas ancestrales, pero ¿qué simbolizan estas ceremonias que se desarrollan en espacios sagrados en la cultura Kichwa?
Significado profundo
Además del acto civil y eclesiástico, el proceso del matrimonio, que empieza mucho antes de la misma boda, representa la dualidad de dos fuerzas y, uno de los actos más importantes de unión. Conlleva tres etapas que van desde la pedida de mano, hasta el lavado de cara y pies.
Segundo Aguilar, experto conocedor de las tradiciones kichwas, explicó que el matrimonio es una muestra de dualidad divina y de una unión que no tiene fin, al igual que “Pachakamak y Pachamama no se separan”.
Ceremonia ancestral
No son solo rituales de unión, sino profundas expresiones de la cosmovisión andina en las que se integran diferentes elementos.
La unión no solo es entre hombre y mujer, sino entre energías cósmicas: la ‘Pachamama’, que otorga su fuerza a la novia, y el ‘Pachakamak’, que bendice al novio. La ceremonia busca equilibrar estas fuerzas y sellar un compromiso con la vida, la comunidad y la naturaleza.
Además, se trata de una celebración comunitaria que integra música tradicional, comida compartida en la ‘Pambamesa’, intercambio de regalos y rituales de purificación como el ‘ñawi mayllay’ (lavado de cara y pies). Estos actos no solo consolidan la unión, sino que fortalecen los lazos familiares y sociales.
Impacto de las bodas ancestrales
Aguilar comentó que, como es común que muchos otavaleños se casen con personas extranjeras, son estas parejas quienes más interés tienen en preservar estas tradiciones.
Además, indicó que también ha oficiado varias ceremonias ancestrales de parejas extranjeras que han decidido casarse de esta manera, a quienes califica como muy respetuosos y que viajan específicamente con este fin. “Mucha gente quiere, a pesar de haber casado en Bélgica o en Canadá, el matrimonio ancestral”, expresó.
Otavalo no ofrece solo un lugar para casarse, sino una manera ancestral de entender el amor y la vida en pareja.