El Jardín Etnobotánico de Turuku fue el escenario del Primer Congreso Nacional de Parteras Ancestrales, un evento que congregó a decenas de mujeres que realizan esta práctica de alumbramiento en sus respectivas localidades. Participaron representantes de diferentes provincias, como Cañar, Azuay, Carchi, Chimborazo, Pichincha, Esmeraldas, Orellana y Napo.
Justamente, en un ambiente entretejido de serenidad, sabiduría y resistencia, se desarrolló este evento organizado por Comité Central de Mujeres de la Unorcac, Consejo de Salud Ancestral Hampik Warmikuna y la Fundación Terre des Hommes, en el marco del proyecto para la mejora de la salud de la madre y su hijo dentro de las comunidades.
Resultados – parteras
Martha Arotingo, directora de la Escuela de Partería Ancestral Unanchu Mamakuna, explicó que, dentro de las diversas actividades del congreso, se promovió el reconocimiento, fortalecimiento y empoderamiento de esta práctica a nivel nacional y regional.
Las participantes articularon una Red Nacional de Parteras Ancestrales que facilitará la interacción, el intercambio de saberes y experiencias desde los territorios. Además, la evaluación de la situación legal en cuanto a los Derechos de Salud Sexual y Reproductiva con un enfoque intercultural, interseccional y de género.
Como resultado crearon un manifiesto que recalque la importancia de esta actividad y profesión por parte del Estado e Instituciones Públicas, cual fue recibido por Paolina Vercoutere, viceprefecta de Imbabura. Entre lo solicitado a los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) consta el respeto al sistema de salud ancestral e inversión de recursos económicos.
Experiencia
“Somos las herederas de la sabiduría y conocimiento de nuestros ancestros. Observamos, escuchamos y respetamos la autonomía reproductiva de las embarazadas. También de nuestras familias y comunidades. Mantendremos vigente esta práctica y este congreso es un ejemplo”, indicó Magdalena Fueres, presidenta del Comité de Mujeres de la Unorcac.
En cambio, Ofelia Salazar, dirigente amazónica de Alto Napo (Amapakin), expresó que las parteras indígenas son muy respetadas en su comunidad como guías espirituales, guardianas de la vida, expertas en el mundo natural y las plantas medicinales, pero son percibidas negativamente por los profesionales y médicos del sistema de Salud Público.
“Nuestros conocimientos tradicionales y cosmovisión holística de la salud junto con los valores culturales son ampliamente ignorados, lo que supone un perjuicio para la atención materna dentro de las comunidades. Aspiramos cambiar esa realidad”, señaló.