Al cumplirse tres años de la invasión rusa a gran escala, Ucrania enfrenta un panorama geopolítico complejo. La tensa relación entre Donald Trump y Volodímir Zelenski, sumada a negociaciones de paz en las que Kiev no tiene un papel protagónico, dejan al país en una posición vulnerable. Además, Europa parece reaccionar con tibieza, profundizando la sensación de aislamiento.
Las consecuencias podrían ser devastadoras. La posibilidad de perder territorio y renunciar a la adhesión a la OTAN genera descontento social y político. Según el historiador Yaroslav Hrytsak, una tregua considerada injusta podría desencadenar una crisis prerrevolucionaria, liderada por soldados que se sientan traicionados. El presidente de Polonia, Andrzej Duda, advierte sobre el riesgo de crimen organizado si la seguridad no se garantiza. Ucrania enfrenta una decisión crucial: aceptar una paz impuesta a riesgo de crisis interna o resistir el costo de la guerra.