Vuelven a la retina de los ciudadanos las imágenes de gente arrastrada, mujeres golpeadas, y rociadas con gas, civiles y policías heridos, todo en medio de una jornada de protestas que se realizó en la capital ecuatoriana. Pero, de este escenario que no es novedad en Quito, preocupa el pronunciamiento de Inredh, la organización reconocida a nivel nacional e internacional por su capacidad de incidencia en el ejercicio de los derechos humanos, de los pueblos y la naturaleza en el Ecuador sobre la “detención violenta y arbitraria” de sus miembros en medio de la protesta social. De la misma manera, los actos groseros por parte de ciertos uniformados que intentaron agredir a periodistas de televisión y medios digitales, quienes documentaban la movilización. El presidente, Daniel Noboa, acusó a sectores opositores de intentar desestabilizar su gobierno, pero usar la violencia y la represión no es el camino, menos aún en un país golpeado.