Con lo ocurrido el pasado viernes, en el centro de Ibarra, nuevamente queda en evidencia la destrucción de los valores sociales, el respeto mutuo y las normas de convivencia. El virus de la delincuencia ha contagiado a todas las esferas, incluso a los menores de edad; y eso es lo más preocupante. ¿Qué pasa en los hogares, en las escuelas, en la sociedad? El rechazo rotundo a los actos de violencia y el pedido a las autoridades a que tomen cartas en el asunto de manera inmediata. Estos actos ocurridos el pasado viernes, se vuelven a repetir, en ese mismo lugar, como en 2024, cuando un miembro del equipo periodístico fue agredido por parte de una turba de malos ciudadanos, que mezclados entre los adolescentes carnavaleros, se dedicaron a robar. ¿Cuál es la competencia de los entes de seguridad?, ¿Dónde estaban las autoridades, los agentes municipales, la policías en ese momento? O acaso esperan que ocurra lo peor.