Ramiro Pérez Terán es una institución de la Televisión Ecuatoriana. Sus 5 500 capítulos de ‘Pasado y Confeso’ así lo demuestran. El programa que nació un 16 de abril de 1994, marcó una era en la Televisión Ecuatoriana. Ramiro era el presentador y la voz de off, de la serie que infundaba misterio.
El primer capítulo que dio inicio a éste programa se tituló “La cuna vacía”. Este se trató de un robo a una mujer de su hijo en el hospital. Fue parte Martha Pérez, su hija, quien fue la primera protagonista.
Pasado y Confeso fue una serie ecuatoriana de episodios unitarios, basados en hechos reales y judiciales ocurridos en Ecuador. El programa de televisión marcó una época entre los años 90 y 2000.
Cada episodio presentaba un dramatizado sobre algún suceso policial con alguna sentencia emitida o en suspenso. Era en esos momentos donde la fina estampa de Ramiro aparecía para dejarnos un mensaje.
Los casos eran reales y mostrados a través de los dramatizados, en su mayoría ayudaron a que temas ya olvidados o cerrados den otro giro.
Ícono de la TV
Alejado de los flashes, cámaras y set de grabaciones, Ramiro disfruta de una vida tranquila. Él fue uno de los invitados de la II Feria de Especialidades y Competencias Distrito Imbabura que realizaron los scouts en el Complejo La Fábrica de Atuntaqui.
“Fueron 20 años. Hubo momentos que recibí amenazas, pero no presté mucha atención a ella. Yo presentaba los casos y lo primero que hacía era cambiar los nombres, lugares, todo se cambiaba menos los hechos reales”, dice con la lucidez del caso.
Ramiro tiene 74 años de edad, alrededor de 10 años se retiró de la pantalla. “Yo soy actor profesional, venimos de una familia de artistas”, comentó.
Hijo de Renán Pérez Almeida, ilustre ibarreño, Ramiro se siente feliz cuando rememora esos tiempos donde la Televisión era exigente, culta y comprometida.
Legado a la TV
Los 5 500 capítulos presentados por Ramiro tenían su voz en off durante los dramatizados.
El programa televisivo, que fue estrenado en 1994, contó con 12 temporadas por la gran popularidad que obtuvo en la audiencia ecuatoriana y llegó a su fin casi una década después. La mayoría de los episodios fueron grabados en diferentes locaciones de la capital de la República y sus alrededores.
