miércoles, 9 octubre 2024
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Segundo, el heladero que superó el conflicto armado se abre camino

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Segundo Ramiro Cuasmayanhualpa es un valiente vendedor de helados que se vio obligado a huir de Colombia debido al conflicto armado. Llegó a Ecuador, concretamente hasta Atuntaqui, donde encontró refugio. En este país lucha por trabajar y salir adelante. Es todo un personaje para sus clientes.

Del vecino país del norte
Segundo es originario de Ipiales, sin embargo, gran parte de su vida la vivió en Putumayo, un departamento fronterizo con Ecuador.
Durante su infancia, su pueblo fue azotado por la violencia y el conflicto armado que afectaba a su país.

A medida que crecía, Segundo se dio cuenta de que su vida y la de su familia corrían peligro constante. Recibió amenazas de los grupos paramilitares que le obligaron a salir. A eso se sumó la falta de oportunidades. Con el dolor en el alma, le tocó dejar su hogar en busca de seguridad y una vida mejor.

Con un corazón lleno de esperanza, Segundo Ramiro cruzó la frontera hacia Ecuador, un país vecino que ofrecía refugio y una oportunidad de empezar de nuevo.

Llegó a la Imbabura, una provincia que lo cautivó desde todos sus rincones. A pesar de que le abrieron las puertas y todo mejoró, se encontró con una realidad diferente pero igualmente desafiante.

No conocía a nadie, no tenía dinero y le tocó emprender. Aunque su profesión real es panadero, de hecho cuando llegó a Ibarra, trabajó en ello.

Sin embargo, el poco ingreso que esto le generaba le vio obligado a buscar nuevas alternativas. Segundo se negó a rendirse. Comenzó a buscar trabajo y aprendió del oficio que un amigo colombiano le enseño. “Un compatriota me dio la oportunidad y ya llevo en esto 17 años”, dice mientras atiende a dos clientes.

El mejor

Segundo aprendió rápidamente el oficio de hacer helados y desarrolló un trato amable y cordial con los clientes. Su carisma y esfuerzo no pasaron desapercibidos, y poco a poco se ganó la confianza de sus clientes que diariamente consumen sus helados. Gracias a su dedicación y compromiso, tiene una ruta trazada que le permiten vender entre 25 a 30 helados diarios.

Su jornada en territorio empieza desde las 10:00 y se extiende hasta las 16:00. Sin embargo, hacer el helado y alistar la máquina que está adaptada a un carro, demanda mucho más tiempo a diario. Trabaja todos los días y con alegría recorre más de 50 cuadras vendiendo los deliciosos y ricos helados que él prepara.

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