¿El año 2023 será diferente a los tres anteriores en que apareció la pandemia, se descontroló la corrupción y recrudeció la violencia en las cárceles y en las calles? Tengamos fe que así sea, pero eso no depende solo de un gobierno o de un gobernante, sino de toda la sociedad que debe cambiar de paradigmas para vivir una vida digna, esperanzadora, llena de paz y sobre todo de justicia real. El nuevo año, si bien se pinta con nubarrones en lo social, político y económico, no es menos cierto que puede convertirse -con el esfuerzo de todos- en un espacio de tiempo para reencontrarnos, para la buena administración de los poderes, la tolerancia, la civilidad y el respeto a la vida. Todos tenemos que actuar.