Shayana Vinueza es una joven de 25 años que vive en Cotacachi. Se graduó como psicóloga clínica, en una universidad de Quito, tras egresar, regresó a su ciudad natal. Pero su retorno estuvo cargado de sueños, los cuales se hicieron realidad, pues, ahora es la directora ejecutiva de la organización de mujeres kichwas Allipak Warmi Tantanakuy, un colectivo social que trabaja en la recuperación de saberes de las comunidades indígenas de Imbabura.
La joven psicóloga creció en el barrio El Ejido, en Cotacachi, sus padres son comerciantes del sector. Durante su infancia creció junto a un gran conglomerado familiar y comunitario. Desde niña fue testigo partícipe de la organización de su territorio.
“Mi infancia fue tranquila, siempre estuve rodeada de un ambiente comunitario, siempre me involucré en aspectos de mi cultura, en sus festividades y tradiciones ancestrales. Desde pequeña practiqué la siembra, trabajamos en la agricultura con toda mi familia, todo giraba en un sistema comunitario”, dijo Shayana.
Cursó la carrera de Psicología en la Universidad Católica, en Quito, el objetivo de Shayana es vincular su conocimiento académico con los saberes ancestrales de las comunidades, asegura, que al interior de las mismas no se trata el tema de la salud mental.
A esto se suma, su reconocimiento como mujer kichwa, de ahí que, a su regreso a Cotacachi se une a un colectivo de mujeres que querían trabar por y las comunidades.
“Como profesional tengo planteado algunas metas, en cuanto a trabajo por la salud mental en las comunidades rurales e indígenas, porque es un tema que no se habla en estos lugares”, dijo .
Aseguró que su objetivo no es implementar, replicar, modelos o sistemas de salud mental ajenos a las comunidades, sino promover y fortalecer los saberes que se generan, sobre salud mental, en los territorios.
Es una organización conformada por 10 mujeres kichwas, nació en 2020, y actualmente, se dedica a trabajar en proyectos sociales al interior de las comunidades. Entre los trabajos realizados se encuentran: Introducción a la filosofía, historia y organizaciones kichwas; Talleres de comunicación comunitaria y Participación Democrática y Justicia Indígena en proceso de transparencia.
Shayana explica que en un primer momento, la organización nació como un proyecto de turismo comunitario, pero con la pandemia, se replantearon los objetivos, ahora, Allipak es un asociación que realiza actividades de formación y capacitación, además, de proyectos sociales y comunitarios.
“Ahora que retornamos a una nueva normalidad, luego de la pandemia, queremos seguir desarrollando proyectos sociales que beneficien a comunidades y sectores rurales del país, no solo en Cotacachi, queremos expandirnos a Imbabura y al norte de Pichincha”, aseveró Shayana.