La historia del barrio Las Malvinas de la ciudad de Ibarra dio un nuevo giro. De ser un sitio abandonado, sin atención de los organismos públicos, ahora es ejemplo de desarrollo. El 2022 resultó ser un buen año para los pobladores de este populoso lugar, cuyos predios se ubican en medio una atractiva naturaleza, en donde se respira aire puro y se disfruta de un ambiente de completa tranquilidad.
La Obra
A principios de febrero de ese año se dio marcha a un proyecto ambicioso, quizá el más soñado: mejorar la vía principal de cerca de dos kilómetros, cuyo nombre rinde honor a uno de los sacerdotes imbabureños que luchó por los más necesitados, Monseñor Leonidas Proaño.
Un poco incrédulos, pero con esperanza, los moradores vieron cómo las autoridades, en un acto oficial, hicieron compromisos para impulsar la obra.
Desde ahí hasta la fecha se sortearon varios obstáculos, pero al final el trabajo comprometido ya tiene forma. La mayor parte se encuentra listo. Se ha hecho lo más difícil, la adecuación total del suelo para la colocación del adoquín. La maquinaria de la Prefectura y de la Municipalidad se encargaron de esa dura tarea, por supuesto con la ayuda de los habitantes, que no han dudado en organizar mingas, convencidos de la importancia de esta acción.
El proyecto es un claro ejemplo de auténtica Participación Ciudadana, pues la gente se apoderó completamente de todo el proceso. Primero, gestionaron con alma, vida y corazón para que se escuche su voz en los organismos públicos responsables. Una vez conseguido eso, enseguida pusieron de su bolsillo el dinero necesario para cubrir el costo de los adoquines.
La Prefectura se encargó del replanteo del proyecto; el movimiento de tierra; el desalojo del material de excavación; el desempedrado; el derrocamiento de aceras y elementos de hormigón; la conformación de subrasante; el transporte de material sub base; tendido y compactación de sub base; mediante administración directa.
Reacción
“El adoquinado de la vía, sin duda, es una obra importante que, a más de mejorar la calidad de vida de los residentes, permitirá evidenciar el desarrollo de uno de los sitios turísticos por excelencia del cantón Ibarra”. Son afirmaciones de Wilfrido Enríquez, vicepresidente del sector El Rosal de las Malvinas, beneficiado del mejoramiento del camino principal, después de años de lucha de sus dirigentes.
Enríquez cuenta que los moradores están felices de haber logrado la atención de las autoridades del Municipio y de la Prefectura para hacer realidad el sueño de tener una vía moderna, de primer orden, para poder movilizarse sin ninguna dificultad. “Estamos dejando atrás el olvido para convertirnos en uno de los sectores privilegiados de la ciudad”.
Así mismo, Estuardo Revelo, residente del barrio, ha sentido de cerca el peligro de transitar por el camino que conecta a la ciudad de Ibarra. Comenta que, en época de lluvia, el lodo se acumulaba en los charcos, imposibilitando el tránsito de vehículos y personas. “Llovía y sentíamos miedo, porque sabíamos que no íbamos a poder movilizarnos y prácticamente quedábamos aislados”.
Pero no solo enfrentaban este problema. Además, el polvo, durante la sequía, invadía las viviendas y provocaba enfermedades respiratorias constantes. “Era la otra cara de la moneda, porque ahí también sufríamos vivir en un lugar en donde carecía la atención de las autoridades”.