El mes de enero de 1995 quedó grabado en los libros de la historia militar y nacional como una fecha en la que la valentía y el honor triunfaron contra la fallida invasión peruana y la mentira. Muchos valerosos militares entregaron su vida en el Alto Cenepa, defendiendo la Patria, mientras los ciudadanos en las calles entregaba su aporte y grito esperanzador en favor del pueblo uniformado. EL NORTE fue testigo presencial -las crónicas así lo registran-, de una acción valerosa y de un principio ético puesto al servicio de la libertad y la dignidad del Ecuador. De aquello han transcurrido 28 años y se debe ratificar, principalmente en las aulas estudiantiles, lo que significó esa batalla y su importancia.